Carlos Arturo Bravo, un joven viajero mexicano en Nueva Zelanda, se encuentra en terapia intensiva luchando por su vida tras sufrir un derrame cerebral; paralizado de todo el cuerpo, sólo se puede comunicar usando los párpados. Los médicos han indicado que sería muy riesgoso trasladarlo a México. Mientras que su familia enfrenta una incertidumbre abrumadora pues los gastos médicos son exorbitantes.

El pasado 28 de agosto, después de una cena, Carlos tuvo un dolor de cabeza muy fuerte por lo que se retiró a su casa para descansar. La mañana siguiente, un amigo lo encontró tirado inconsciente junto a su cama. Llamó a los paramédicos y, al no poder reanimarlo, tuvo que ser trasladado en helicóptero al hospital principal de la ciudad de Auckland.

Debido al derrame, su cuerpo se desconectó del cerebro, lo cual lo deja sin movimiento y por ahora la única forma de comunicación que tiene es a través de sus párpados.

“Un derrame cerebral, sin causa aparente, lo ha dejado luchando por su vida. Sus ojos, antes llenos de aventuras, ahora buscan una conexión”, relata su hermana Dulce.

Después de comunicarse con su familia, los doctores neozelandeses insistieron en que sus padres debían viajar de inmediato ya que la situación era crítica. Esto representó un primer gasto fuerte para sus finanzas, que pudieron cubrir gracias al apoyo de amigos y familiares.

Han preguntado sobre la posibilidad de trasladarlo a México para continuar la atención médica. Sin embargo, los doctores neozelandeses comentan que no saben si puede resistir el viaje debido a su condición; por ahora lo mejor es que se quede en el hospital de Auckland.

“Lleva desde entonces en terapia intensiva luchando por su vida, los doctores aún no saben las afectaciones que pueda llegar a tener debido a que el coágulo no permitió paso de sangre al cerebro y no sabemos por cuánto tiempo”, explican.

Desde México, sus seres queridos recurren a una colecta de fondos solidaria para poder hacer frente a la emergencia. Con el apoyo de familiares, amigos e incluso personas desconocidas que se solidarizan con la historia, tienen la esperanza de sumar cinco millones de pesos para poder hacer frente a los altos costos del hospital.

Carlos no es ciudadano neozelandés, por lo que no cuenta con los beneficios médicos y las cuentas del hospital se van acumulando día tras día. Sus padres tendrán que quedarse ahí por tiempo indefinido, pagando hospedaje y viáticos que son caros. Además es necesario considerar los gastos de la rehabilitación una vez que salga del hospital.

“Mis padres, desesperados, se encuentran en un país desconocido, enfrentando gastos médicos exorbitantes y una incertidumbre abrumadora. Necesitamos tu ayuda para que Carlos pueda continuar su lucha y regresar a casa”, dice su hermana.

Puedes sumarte a la causa aquí: https://gofund.me/1bd57ef9

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