La Ciudad de México (CDMX) se ha convertido en un punto recurrente en diversos rankings internacionales. Estos listados, aunque generan entusiasmo en algunos sectores, también suelen desatar controversias. El más reciente informe de Julius Baer sobre riqueza y estilo de vida global 2024 ha situado a la capital mexicana en el puesto 16 entre las ciudades más costosas del mundo, un ascenso de cinco lugares en comparación con el año anterior.
El informe destaca que CDMX ha escalado en el ranking junto a ciudades como Zúrich, Milán, Sydney y París. Sin embargo, los grandes perdedores de este año incluyen a Tokio, Bangkok, Dubai y Taipei. “Si nos fijamos en los costos en Tokio y Ciudad de México en moneda local, los precios apenas han cambiado: es la conversión”, señala el estudio. Un factor crucial en este incremento ha sido el superpeso, cuyo fortalecimiento ha influido significativamente en el costo de vida en la ciudad.
El informe subraya que en América, los costos de salud son particularmente elevados en comparación con el promedio mundial. Otros productos también son más caros en este continente: la champaña (27% más cara), el whisky (22% más caro) y las bicicletas (9% más caras). Además, las suites en hoteles han visto un incremento regional del 34% en comparación con el año pasado, y los precios en general en la región han aumentado un 6% en promedio.
El ascenso de CDMX en el ranking de ciudades más costosas también se debe a la gentrificación, un fenómeno que ha generado preocupación en la opinión pública. Francisco Andragnes, director general de Homie.mx, explicó en una entrevista para El Economista que la demanda de vivienda por parte de extranjeros y el aumento de propiedades ofertadas en plataformas como Airbnb han complicado el equilibrio entre la inflación y la demanda de vivienda. “Hay zonas que tienen más departamentos en renta en este sitio que en el mercado tradicional”, señaló.
Alejandra Kiewek, representante de la Comisión de Participación Comunitaria, alertó sobre el impacto de la gentrificación en diversos ámbitos de consumo. “Todo se ha encarecido: los restaurantes, los comercios y, obviamente, la vivienda”, comentó, subrayando el descontento social que esto ha generado. Este descontento es palpable y creciente, afectando a una población que encuentra cada vez más difícil vivir en una ciudad con tantos incrementos en los costos, ya sean por factores locales o externos.
El fenómeno de la gentrificación y sus consecuencias sobre la vida cotidiana en la CDMX es un tema que seguirá generando debate. No se puede predecir con precisión cuánto tiempo durará este problema; podrían ser unos años o incluso décadas. El paisaje urbano y social de las grandes ciudades está en constante cambio, y en este caso, los efectos de la gentrificación pueden ser de un alcance aún desconocido.
Mientras tanto, los residentes de la Ciudad de México deberán seguir adaptándose a un entorno cada vez más caro, con todas las tensiones y desafíos que ello conlleva. La discusión sobre cómo manejar estos cambios y mitigar sus efectos negativos continuará siendo una prioridad en la agenda urbana y social de la capital mexicana.