A medida que México se prepara para la elección federal del 2 de junio, los indicadores económicos y financieros presentan una imagen contrastante del país. Aunque las variables financieras muestran una mejoría en comparación con hace seis años, los indicadores económicos reflejan un desempeño menos favorable.

Datos oficiales revelan que el crecimiento económico previo a la elección federal de 2018 promediaba un 1.94%, mientras que en la actualidad, este promedio ha disminuido a 0.71%. Este descenso en el crecimiento económico es un indicador clave de la desaceleración que enfrenta la economía mexicana.

El Producto Interno Bruto (PIB) por habitante, una medida que indica cuánto de la producción total le correspondería a cada mexicano y se utiliza como un proxy del ingreso por habitante, también ha mostrado una caída. En el primer trimestre de 2018, el PIB por habitante se ubicó en 249 mil 541 pesos anuales. En el mismo periodo de 2024, esta cifra se redujo a 247 mil 242 pesos anuales, lo que representa una disminución del 0.92% en lo que va del actual sexenio.

La inflación, otro indicador crucial, ha mostrado un aumento significativo. Hace seis años, la inflación promedio anual era del 3.88% en el sexenio al momento de la jornada electoral. Actualmente, ha promediado un 5.07%. Esto se traduce en una inflación acumulada del 23.11% hace seis años, frente al 30.98% en la actualidad, lo que implica una mayor presión sobre los precios y el poder adquisitivo de los mexicanos.

A pesar de estos desafíos económicos, las principales variables financieras presentan una mejora. Sin embargo, los detalles específicos de estas variables no se proporcionaron en la información disponible.

Este contraste entre los indicadores económicos y financieros destaca los retos y las oportunidades que enfrenta México en la antesala de las elecciones. Mientras que los indicadores financieros más sólidos pueden ofrecer cierto optimismo, la desaceleración del crecimiento económico y el aumento de la inflación subrayan la necesidad de políticas efectivas que impulsen el desarrollo económico y mejoren la calidad de vida de la población.

La próxima administración tendrá que abordar estos desafíos económicos y aprovechar las fortalezas financieras para promover un crecimiento inclusivo y sostenible que beneficie a todos los mexicanos.

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