Ochenta años después de su ejecución por los nazis, Francia honró este miércoles a 24 resistentes comunistas y extranjeros, cuyas historias entraron en el Panteón nacional de personajes ilustres con los restos del más famoso de ellos, Missak Manouchian.
Bajo una persistente lluvia y entre aplausos, los restos de Manouchian y de su esposa Mélinée recorrieron, a hombros de soldados de la Legión Extranjera, unos cientos de metros de las calles de París rumbo al “templo de los inmortales”.
“Estoy seguro de que el pueblo francés y todos los combatientes de la Libertad sabrán honrar nuestra memoria dignamente”, escribió este apátrida armenio en su última carta a su esposa, leída al inicio de la ceremonia. Su augurio se cumplió ocho décadas después.
Gritados uno a uno, los nombres de Manouchian y de sus 23 compañeros de armas, entre ellos los de Joseph Epstein, Golda Bancic, Rino Della Negra y del primer español “panteonizado”, Celestino Alfonso, rompieron el silencio.
“Francia, agradecida, les acoge”, concluyó el presidente francés, Emmanuel Macron, tras loar una “odisea de libertad” de estos “extranjeros y sin embargo hermanos”, “demasiado tiempo confinados en el olvido”.
Miles de extranjeros –judíos de Europa del Este y central, republicanos españoles que huían del franquismo, italianos antifascistas, etc.– lucharon en la clandestinidad en Francia contra el nazismo durante la Segunda Guerra Mundial.
Pero, a partir de 1960, el entonces presidente Charles de Gaulle decidió “estructurar” la memoria oficial del conflicto, dejando “un poco olvidados” a estos resistentes “extranjeros, comunistas y judíos”, explicó Jean-Baptiste Romain, director de los sitios memoriales de la región de París.