AFP / La tortilla mexicana se prepara con maíz blanco, preferiblemente con grano nativo, y preservar la autenticidad de ese alimento es uno de los argumentos del presidente Andrés Manuel López Obrador para proponer la prohibición constitucional del grano de origen transgénico en estas tierras.

La iniciativa de AMLO forma parte de las 20 propuestas que lanzó el pasado 5 de febrero, Día de la Constitución, cuando solo faltan meses para el fin de su mandato, y que lucen más como promesas electorales que como acciones de cierre de su período presidencial.

En cualquier caso, la propuesta que tiene que ver con prohibir el maíz transgénico es avanzar en un proceso que ya se estaba adelantando desde hace más de una década y que, en teoría, procura defender la existencia de más de 60 variedades de este grano en el país, la mayoría de las cuales son endémicas de México.

A fines de 2020 el Gobierno de AMLO lanzó un decreto en el que se daba la orden de eliminar por completo el uso del maíz transgénico para enero de 2024, pero en febrero de 2023 se emitió una modificación sobre este tema en la que se señala que el grano modificado genéticamente estaría prohibido para ser usado en masas para el consumo humano y solo permitido para el consumo del ganado y para productos comestibles industrializados.

Las modificaciones a las leyes que ha promovido AMLO sobre el tema han flexibilizado los términos de la entrada del maíz transgénico y tienen que ver con los acuerdos comerciales que se han establecido con Estados Unidos porque, entre otras realidades, México es el principal importador del grano estadounidense que en su mayoría está genéticamente modificado.

El 1 de julio de 2020 entró en vigor el T-MEC, que es una versión actualizada del Tratado de Libre Comercio de Norteamérica, en el que participan México, Estados Unidos y Canadá y que tiene entre sus objetivos fomentar la inversión, la generación de empleo y el crecimiento de los países miembros.

Sin embargo, este acuerdo empezó a operar meses antes de la toma de posesión de López Obrador aunque el equipo de transición del presidente electo también participó en las negociaciones.

Desde 2021, Estados Unidos y también Canadá, han presentado quejas ante México por incumplimientos al T-MEC, sobre todo en materia energética, pero también sobre la importación del maíz transgénico por parte de los mexicanos.

Estados Unidos solicitó en agosto del año pasado un panel de resolución de controversias para impugnar las medidas del decreto de febrero de 2023 que se refieren al uso del maíz modificado genéticamente para hacer tortillas o masa y la sustitución gradual de este grano transgénico en todos los productos.

Se prevé que el fallo se emita el próximo mes de marzo y, si México pierde es posible que deba eliminar el decreto o que tenga que pagar a Estados Unidos por los daños ocasionados.

Propuestas y promesas
La propuesta de AMLO levanta sospechas de que solo se trate de una limpieza de imagen previa a su despedida de la silla presidencial pues este intento de supuesta protección de la producción nacional de maíz se desvanece con los números y la realidad del campo.

La Unión Nacional de Trabajadores Agrícolas de México (UNTA) dijo el 27 de diciembre del año pasado que en 2023 se desplomó la producción de maíz y que el país está “en la ruta por desplazar a China” como el mayor importador de este grano en el mundo.

“Esto solo nos prueba que la producción nacional ha ido disminuyendo y han crecido las importaciones de granos como el maíz, frijol, trigo y sorgo en casi 40 % en este año”, dijo el representante del gremio.

El secretario general de la UNTA, Álvaro López Ríos, hizo pública esta información en un comunicado en el que señaló que el campo mexicano ha sido “duramente” impactado por diferentes fenómenos “pero el más grave es la ausencia de protección y de programas que contribuyan a fomentar la producción y la productividad” de este sector.

Dijo que en la actualidad el 56 % de lo que se consume en México es importado y que existe “desaliento”, “rechazo” y “reclamo” por parte de los campesinos ante los recortes presupuestarios y eliminación de apoyos al sector por parte del Gobierno de AMLO.

Los números del Grupo Consultor de Mercados Agrícolas de México (GCMA) dicen que este país anotó en 2023 un nuevo récord en sus importaciones de maíz y que entre enero y noviembre pasados ascendieron a 18.2 millones de toneladas, lo que se traduce en un crecimiento de 16.9 % con respecto al año anterior.

En entrevista con El Economista de México, Juan Carlos Anaya, director general de GCMA dijo que para este año se prevé otro récord de importación: entre 21 y 22 millones de toneladas.

“Este dinamismo se debe a que no ha aumentado la producción nacional de maíz”, señaló Anaya y agregó que por otra parte “el consumo se sigue incrementando, principalmente en el sector pecuario” lo que ocasiona que las importaciones sigan creciendo.

Del total importado, 17.79 millones fueron de maíz amarillo y 343.0000 de maíz blanco.

Todo esto se traduce en que es muy poco probable que la propuesta de AMLO se pueda traducir en realidad en el corto plazo.

Además, a esto se suma el hecho de que para la aprobación de estos cambios constitucionales se requiere el respaldo de los grupos parlamentarios de los partidos opositores PAN y PRI que ya han manifestado su negativa a hacerlo y han calificado las propuestas de imposibles, insuficientes y neoliberales.

“Yo, con todo respeto, creo que las reformas que nos propone son bastante neoliberales, que son insuficientes”, dijo el líder de la bancada priista, Rubén Moreira citado por Milenio.

De acuerdo con las leyes mexicanas, se requieren dos terceras partes de los miembros presentes en cada una de las Cámaras y la aprobación de la mayoría de los congresos locales.

¿Qué tienen los transgénicos?
Más allá de las disputas y artimañas políticas y económicas que rodean a esta polémica propuesta, la realidad es que los alimentos transgénicos están envueltos en una trama de dudas acerca de sus efectos adversos o benéficos sobre la salud de humanos y animales, así como sobre la biodiversidad del planeta.

En la actualidad existen muchos alimentos que han sido modificados genéticamente (GM) con el fin de mejorar la resistencia a las plagas, hacerlos más perdurables y despojarlos de molestas semillas, entre otras razones que terminan haciéndolos más rentables.

Como se mencionó al inicio, México posee 59 “razas de maíces nativos” y los agricultores han alertado que, de permitirse la entrada masiva de los transgénicos, estas especies irán desapareciendo con el paso del tiempo.

La representante de Greenpeace México, Viridiana Lázaro explicó hace un año en entrevista a DW que el maíz se reproduce mediante el proceso de polinización abierta y esto significa que el polen viaja a través del viento para fecundar a otras plantas, y que esto sucedería si se permite la siembra de semillas transgénicas que terminarían contaminando las especies nativas.

Otro aspecto adverso tiene que ver con los riesgos a la salud y se señala especialmente al herbicida que acompaña al maíz transgénico llamado glifosato, también prohibido en el decreto que emitió el Gobierno de AMLO a fines de 2020 y que siguió vetado en las siguientes disposiciones sobre el tema.

Los países miembros de la Unión Europea también se encuentran actualmente en una lucha para tratar de bloquear el uso de este herbicida pero aún no logran un acuerdo. Las razones tienen que ver con los efectos nocivos comprobados que este químico tiene sobre la salud.

En agosto pasado el subsecretario mexicano de Agricultura, Víctor Suárez, dijo en una entrevista a Reuters que Estados Unidos se ha negado a la petición de México de trabajar juntos en una investigación sobre el impacto del maíz transgénico en la salud de humanos y animales.

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