La primera ministra japonesa Sanae Takaichi llega a su despacho en Tokio el 21 de octubre de 2025. (Kyodo News vía AP)
La promesa de la primera ministra japonesa Sanae Takaichi de “trabajar, trabajar, trabajar, trabajar y trabajar” por su país ha sido nombrada la frase del año, reconociendo el esfuerzo que la primera mandataria mujer de Japón tuvo que hacer para llegar a la cima.
La ultraconservadora Takaichi pronunció la frase en octubre, cuando fue elegida como líder del gobernante Partido Liberal Democrático. Muchos inicialmente estaban tan preocupados por su ética de trabajo como apoyaban su entusiasmo.
En un país notorio por las largas horas de trabajo, especialmente para las mujeres trabajadoras que también están cargadas con las tareas del hogar y el cuidado, el exceso de trabajo es un tema delicado. El reconocimiento provocó una reacción mixta, y algunos lo interpretaron como sátira.
Al aceptar su premio de un comité privado esta semana, Takaichi dijo que sólo quería enfatizar su entusiasmo.
“No tengo la intención de alentar a otras personas a trabajar en exceso, ni de sugerir largas horas de trabajo como una virtud”, dijo Takaichi. “Espero que no haya malentendidos”.
A pocas semanas de asumir el cargo a finales de octubre, Takaichi provocó una disputa creciente con Beijing por su comentario sobre una posible medida militar japonesa en caso de que China ataque a Taiwán.
Como la primera mujer premier de la nación, Takaichi ha captado la atención pública por su vestimenta de trabajo, con mujeres que se apresuran a copiar su estilo, y el interés no ha disminuido.
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Pero al tiempo que su sentido del vestir ha ganado admiración de mujeres más jóvenes que dicen ser “Sana-katsu”, o que apoyan a Sanae, no está claro si sus políticas conservadoras de línea dura recibirán el mismo elogio.
Takaichi busca recuperar a los partidarios de derecha después de las grandes pérdidas electorales del PLD bajo su predecesor moderado, Shigeru Ishiba.
Durante su discurso a los miembros del partido el 4 de octubre, prometió un esfuerzo total para reconstruir el partido en dificultades y recuperar el apoyo público, instando a los legisladores a “trabajar como un caballo”. Luego añadió: “Abandonaré la idea de un ‘equilibrio entre trabajo y vida’ —yo voy a trabajar, trabajar, trabajar, trabajar y trabajar”.
Repetir la palabra “trabajar” en una voz baja y decidida dejó una fuerte impresión en ese momento.






