La de Hoy Querétaro — El papa León XIV cerró su visita a Turquía y voló a Líbano en un momento crítico para un país que combina colapso económico, parálisis política y temor constante a una nueva guerra con Israel. El pontífice busca apuntalar a una comunidad cristiana que ha perdido peso demográfico y enfrenta un entorno cada vez más hostil en Oriente Medio.

Antes de partir hacia Beirut, León sostuvo dos actos en Estambul: una oración en la catedral apostólica armenia y una liturgia con el patriarca ecuménico Bartolomé. Ahí elogió la resistencia histórica del pueblo armenio, sin repetir el lenguaje directo de su antecesor Francisco sobre el genocidio armenio, un término que Ankara rechaza con vehemencia.

Líbano recibe al pontífice sin haber cerrado sus propias crisis. El país vio colapsar su moneda y su sistema bancario en 2019, seguido de la explosión del puerto de Beirut en 2020, una tragedia sin responsables sancionados. León planea visitar el sitio de la detonación y reunirse con víctimas, un gesto que revive la exigencia de justicia congelada desde hace cinco años.

El Vaticano considera a Líbano un punto estratégico por su sistema político de reparto sectario: presidente maronita, primer ministro suní, jefe del Parlamento chií. Ese equilibrio, diseñado para sostener la convivencia, hoy se enfrenta a una pérdida generalizada de confianza pública. Los cristianos, que representan cerca de un tercio de la población, han emigrado en oleadas tras sucesivas crisis.

La visita ocurre bajo tensión regional. Tras la guerra abierta entre Israel y Hezbollah en 2024, el cese al fuego vigente no detuvo los bombardeos israelíes ni disipó el temor a una nueva escalada. Hezbollah llamó a sus simpatizantes a recibir al papa y exigió que condene los ataques israelíes; mientras, fuerzas políticas cristianas adversas al grupo acusan a la organización chií de arrastrar al país a otro conflicto.

También desde Siria se sumó una delegación de cristianos deseosa de ver al pontífice. Tras la caída del régimen de Bashar Assad y el resurgimiento de violencia sectaria, las comunidades cristianas sirias continúan reduciéndose y operan en un entorno sin garantías de seguridad.

El momento central del viaje será el 2 de diciembre, cuando León XIV guarde silencio en el lugar de la explosión del puerto y sostenga un encuentro con jóvenes libaneses, una generación marcada por el éxodo y la desconfianza hacia sus dirigentes.

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