Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos cambiaron su sitio web para introducir dudas infundadas sobre un vínculo entre vacunas infantiles y autismo, alineándose con el escepticismo del secretario de Salud Robert F. Kennedy Jr. La modificación contradice décadas de evidencia científica que descarta cualquier relación causal.
Hasta esta semana, la página afirmaba —con respaldo de estudios de la OMS, del propio CDC y de múltiples instituciones— que no existe vínculo entre vacunas y trastornos del espectro autista. El texto actualizado sugiere ahora que los estudios previos “no descartan” la posibilidad de que las vacunas causen autismo y acusa a autoridades sanitarias de ignorar investigaciones que respaldarían tal relación, pese a que esas afirmaciones carecen de base científica.
Se mantiene el encabezado “Las vacunas no causan autismo”, acompañado de una nota que explica que se conserva por acuerdo entre Kennedy y el senador republicano Bill Cassidy, médico y presidente del comité de salud.
La revisión generó rechazo inmediato en la comunidad científica. Personal interno del CDC denunció preocupación y frustración. Expertas como Helen Tager-Flusberg calificaron los cambios como un retroceso que politiza la ciencia. Demetre Daskalakis, exdirector de la división de vacunación del CDC, afirmó que la agencia está siendo instrumentalizada y recomendó no confiar en la institución mientras se difunda información sin sustento.
La Academia Estadounidense de Pediatría criticó los cambios y reiteró que más de 40 estudios concluyen de manera inequívoca que no existe relación entre vacunas y autismo. Advirtió que minar la confianza en la vacunación expondrá nuevamente a los niños a enfermedades prevenibles como sarampión, polio y hepatitis B.
Organizaciones antivacunas celebraron la modificación, entre ellas Children’s Health Defense, fundada por el propio Kennedy.




