La de Hoy Querétaro | Internacional — La interrupción de los servicios de Amazon Web Services (AWS) dejó al descubierto este lunes la enorme dependencia que tiene buena parte de la infraestructura digital global respecto a una sola compañía. Desde cafeterías y hospitales hasta plataformas de banca en línea, el apagón digital afectó a millones de usuarios en Estados Unidos, provocando pérdidas económicas estimadas en miles de millones de dólares.
Durante gran parte del día, servicios cotidianos quedaron inutilizables: los clientes de Starbucks no pudieron ordenar por aplicación, los asistentes de voz Alexa dejaron de responder, y hospitales reportaron fallas en sus sistemas de comunicación. Escuelas y universidades también se vieron afectadas, sin acceso a clases en línea ni plataformas de gestión académica.
Entre los sectores más golpeados estuvo la banca digital. Chime, uno de los servicios de pago más populares, se quedó sin operar, impidiendo que miles de usuarios accedieran a su dinero. En hogares y negocios, cámaras de seguridad Ring y Blink, además de dispositivos inteligentes, quedaron fuera de servicio.
AWS, filial de Amazon, es el mayor proveedor de servicios en la nube del mundo, con una participación aproximada del 37 % del mercado, de acuerdo con la consultora Gartner. Junto con Microsoft y Google, forma parte del trío que sostiene la mayoría de la infraestructura digital global. Cuando uno de ellos falla, explicó el analista Jacob Bourne, “se crea un punto único de fallo que afecta desde almacenes y entregas hasta la capacidad de vender productos y servicios en línea”.
La caída también se sintió en negocios locales. En Indiana, un restaurante ofreció comidas gratuitas a sus clientes al no poder procesar pagos con tarjeta. En Texas, la empresaria Dia Giordano reportó el cierre temporal de su restaurante y de ocho clínicas de salud mental debido a la imposibilidad de validar seguros médicos ni recibir pagos por plataformas digitales.
Aunque Amazon no ha ofrecido un reporte detallado de las causas, la magnitud del problema ha reavivado el debate sobre la concentración del poder tecnológico y la fragilidad de la economía digital ante fallas de un solo proveedor.
“Pusimos todos los huevos en una sola canasta”, dijo Debi Dougherty, una usuaria afectada. “Y tal vez no fue la mejor decisión”.





