El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, declaró este domingo que su país logró “enormes victorias” en la guerra contra Hamás en Gaza, pero advirtió que “la lucha no ha terminado”.
“Juntos hemos logrado inmensas victorias, victorias que han sorprendido al mundo entero. Y quiero decirles: en todos los lugares donde combatimos, obtuvimos la victoria, pero al mismo tiempo, debo decirles que la lucha no ha terminado”, afirmó el primer ministro en un discurso al país.
Netanyahu habló en vísperas del esperado retorno el lunes de los rehenes que aún permanecen cautivos en Gaza desde el ataque de Hamás del 7 de octubre de 2023, que calificó como “acontecimiento histórico”.
Es “un acontecimiento histórico en el que se mezclan la tristeza por la liberación de los asesinos con la alegría por el regreso de los rehenes”, afirmó el dirigente israelí en su breve discurso, en el que expresó su esperanza de que, a pesar de los “numerosos desacuerdos” que persisten entre los israelíes, esto permita una “unión de los corazones”.
Netanyahu que dirige un gobierno de coalición liderado por su partido de derecha, el Likud, advirtió que persisten desafíos en materia de seguridad.
“Todavía nos quedan por delante grandes retos en materia de seguridad. Algunos de nuestros enemigos están tratando de recobrar fuerzas para atacarnos de nuevo, y como decimos aquí, nos estamos ocupando”, añadió Netanyahu sin dar más detalles.
El acuerdo de tregua entre Israel y Hamás, que entró en vigor el viernes, estipula un canje para la liberación de los últimos rehenes — vivos y muertos — que quedan en Gaza por casi 2.000 palestinos recluidos en cárceles israelíes, entre ellos 250 presos “por motivos de seguridad nacional”.
Los homenajes, organizados por familiares en duelo en lugar del Gobierno, reflejaron las crecientes divisiones dentro de la sociedad israelí sobre el liderazgo del primer ministro, Benjamin Netanyahu, y su manejo de la guerra.
En Gaza, la ofensiva israelí continua devastando el enclave, con decenas de miles de muertos y la mayor parte de la población desplazada en medio de una destrucción generalizada y hambruna. Algunos residentes de la Ciudad de Gaza huían de una nueva invasión israelí, mientras que otros no podían salir debido al alto coste y las carreteras dañadas.
Esta semana se reanudaron en Sharm el-Sheikh, Egipto, las conversaciones indirectas entre Israel y Hamás, centradas en una propuesta de paz respaldada por Estados Unidos que incluye un posible alto el fuego y la liberación de los 48 rehenes restantes en manos del grupo militante.
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La guerra comenzó cuando militantes liderados por Hamás lanzaron un ataque sorpresa en el sur de Israel, matando a unas 1.200 personas y secuestrando a 251. La campaña de represalia de Israel ha matado desde entonces a más de 67.000 palestinos, según el Ministerio de Salud de Gaza, que dice que mujeres y niños constituyen aproximadamente la mitad de los muertos.
Grupos de derechos humanos han acusado a Israel de genocidio, acusaciones que niega, afirmando que sus operaciones militares tienen como objetivo a Hamás y se llevan a cabo en defensa propia. El conflicto ha dejado Gaza en ruinas y ha profundizado la ira y el dolor en ambos bandos, con la paz aún pareciendo inalcanzable dos años después.




