Este miércoles se estrenó en Hulu y Disney+ la miniserie The Twisted Tale of Amanda Knox (Amanda Knox: una historia retorcida), que dramatiza el error judicial que llevó a la joven estadounidense a ser condenada por el asesinato de su compañera de estudios Meredith Kercher en Italia en 2007, y posteriormente absuelta.
La producción, de ocho episodios y liderada por la showrunner KJ Steinberg (This Is Us, Gossip Girl), fue impulsada por la propia Knox junto con Monica Lewinsky como productora ejecutiva. El objetivo declarado es “recuperar la narrativa” tras años de juicios mediáticos que la presentaron como “Foxy Knoxy” y la convirtieron en el centro de una historia que, según Knox, olvidó a la verdadera víctima.
Sin embargo, la serie enfrenta fuertes críticas. La familia de Kercher manifestó su incomodidad desde el inicio del rodaje. Stephanie Kercher, hermana de Meredith, dijo a The Guardian: “Nuestra familia ha pasado por mucho y es difícil entender cómo esto sirve de algo”.
El drama mezcla escenas de realismo mágico con reconstrucciones judiciales y un retrato ligero de Knox (interpretada por Grace Van Patten), lo que ha generado debate sobre su tono inconsistente. Pese a incluir un homenaje final a Kercher, los críticos señalan que la producción vuelve a colocar a Knox como protagonista, relegando la memoria de la joven británica asesinada a un segundo plano.
Amanda Knox pasó casi cuatro años en prisión antes de que su condena fuera anulada en 2011. Fue absuelta definitivamente en 2015, mientras que Rudy Guede, único condenado por el crimen, cumplió 13 años de cárcel y quedó en libertad en 2021.
Con dos memorias publicadas, un documental en Netflix y varios podcasts previos, la nueva dramatización plantea dudas sobre su verdadero propósito. Como señala The New York Times, el subgénero de producciones que “reclaman la narrativa” permite a figuras públicas redefinir su historia, pero deja una pregunta abierta: ¿qué ocurre cuando ese ejercicio se hace a expensas de otras víctimas que ya no tienen voz?