La evolución es impactante. En cada una de sus apariciones luce como un deportista diferente. Si alguien dudaba de su profesionalismo, él se encargó de apagar todos los cuestionamientos y tomó el control de todo. Su desembarco a Los Angeles Lakers y el golpazo que implicó no haber podido ganar junto a LeBron James resultó la herida perfecta para que Luka Doncic tomase la determinación de hacer un cambio rotundo en su vida que, lógicamente, le permite multiplicar su condición de estrella de la NBA. Porque no sólo modificó todas su rutinas de entrenamiento, sino que además se sometió a un cambio en su alimentación que le permitió, en un puñado de meses, bajar 14 kilos.
Este paso de Doncic es parte de un plan integral. Porque hay demasiado en juego. Se trata de responder a las expectativas, porque la franquicia angelina, con su contratación dio un golpe de efecto en la NBA, pero con el desembolso de 165 millones de dólares por una extensión de tres años, que aposta por el esloveno como la estrella que se quedará con la corona de The King James, representa una apuesta demasiado gigante como para que Doncic continúe deambulando por la cancha con una condición física muy lejos de la ideal y depositando todo en su inmenso talento.
El jugador lo leyó así, porque no era ajeno que lucía fuera de rango de peso. Si bien ahora, con esta nueva fisonomía se desconoce cuántos kilos tiene Doncic, sí se supo que en noviembre de 2024 llegó a estar en 122 kilos cuando el peso oficial que se había registrado en la NBA era de 104. Estos datos se conocieron después de que explotase la relación del jugador con su ex equipo, Dallas Mavericks.
Según la prensa eslovena, el cambio es fruto de un plan de trabajo más estructurado. Incluso, informaron que la intención de Doncic no se trató de perder peso, sino reducir la inflamación de su cuerpo. Entonces, el equipo de trabajo que lo asiste, conformado por el fisioterapeuta Javier Barrio, el entrenador Anze Macek y la nutricionista Lucía Almendros, diseñó un programa para el esloveno que hace que sus músculos estén en un estado constante de degeneración y la única forma de garantizar que pueda reconstruir ese tejido es reponiendo sus reservas de proteínas continuamente.