La de Hoy Querétaro — Ghislaine Maxwell, exsocia del difunto magnate Jeffrey Epstein, fue trasladada silenciosamente de una prisión en Florida a una instalación de mínima seguridad en Texas, mientras busca revertir su condena por tráfico sexual y pide un indulto al presidente Donald Trump.
El traslado, confirmado este viernes por la Oficina Federal de Prisiones (BOP), se produce en medio de una creciente controversia sobre un posible “trato preferencial” a la mujer condenada por explotar sexualmente a menores. Maxwell, de 63 años, cumple una sentencia de 20 años por su papel en la red de tráfico de Epstein.
La nueva instalación, el Campo de Prisión Federal (FPC) Bryan, alberga a unas 650 mujeres en régimen menos estricto que su prisión anterior, FCI Tallahassee. Entre sus reclusas se encuentra también Elizabeth Holmes, la fundadora de Theranos.
Aunque no se han explicado oficialmente los motivos del traslado, Maxwell ha sostenido recientemente dos reuniones con el vicefiscal general Todd Blanche —cuyos detalles siguen siendo confidenciales— y ha ofrecido declarar ante el Congreso sobre el caso Epstein, siempre y cuando se le otorguen garantías legales estrictas.
“Este es el sistema judicial fallando a las víctimas frente a nuestros ojos”, expresó la familia de Virginia Giuffre, una de las principales sobrevivientes del círculo de Epstein, al enterarse del traslado sin previo aviso.
Las críticas se centran no solo en la discreción del traslado, sino en las condiciones más favorables de la nueva prisión, que ofrece acceso a actividades educativas, deportivas y religiosas, además de visitas frecuentes.
Maxwell mantiene un proceso activo ante la Corte Suprema para intentar anular su condena y ha solicitado un indulto presidencial. La Casa Blanca, sin embargo, niega estar considerando tal posibilidad.
El caso vuelve a poner en el centro del debate los vínculos de Epstein con figuras del poder político y económico. El presidente Trump ha sido presionado para liberar más archivos sobre el caso, luego de haber prometido transparencia durante su campaña electoral. Hasta ahora, no ha cumplido esa promesa.
Mientras tanto, la figura de Ghislaine Maxwell sigue envuelta en un manto de secreto, negociaciones legales y preguntas incómodas que podrían impactar a personas aún no expuestas. La justicia, para las víctimas, parece seguir en pausa.
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